Cuando lograr un objetivo no depende exclusivamente de
nosotros e intervienen en el proceso más factores y personas, será preciso
planificar las acciones a llevar a cabo, teniendo muy en cuenta las posibles
reacciones de todos los que intervendrán en el proceso.
A estas planificaciones se les llama estrategias.
Los grandes estrategas militares dirigen con astucia las
operaciones en los campos de batalla para conseguir derrotar al enemigo con el
menor número de bajas y costes posibles. Los clubes de fútbol y de otras actividades deportivas entrenan
y utilizan estrategias para neutralizar y superar al contrincante. Las empresas y en especial las de marketing utilizan
estrategias para superar y posicionarse ante la competencia. Los políticos, los líderes y directivos las utilizan en sus
negociaciones.
Se llama pensamiento
estratégico al pensamiento prospectivo y lateral que se emplea para la resolución de problemas de manera creativa.
Las estrategias se sirven de tácticas para ir sorteando las
dificultades que se encuentran en el camino. Podríamos decir que las tácticas
sirven para ganar las batallas y las estrategias para ganar la guerra.
Hay estrategias refinadas con objetivos muy deseables que
han fracasado por carecer de tácticas apropiadas y estrategias mal diseñadas
que han conseguido su objetivo mediante tácticas excelentes. El buen criterio
en la elección de una táctica solo se puede apreciar dentro del contexto de la
situación donde se aplica y no deja de tener sus riesgos.
A continuación voy a comentar unas cuantas tácticas que se
utilizan en negociaciones, en liderazgo de equipos y en situaciones de
conflicto. La aplicación de las mismas no significa que sean siempre loables, eficaces y deseables. Vale la pena conocer este tipo de actuaciones no sólo para
ponerlas en práctica, sino también para percibir cuando alguien las está
utilizando.
Elegir uno mismo el campo de batalla
El entorno o lugar en el que se va a entrar en contacto con
un adversario, con un cliente o empleado no es algo que se pueda dejar a la
suerte, muy al contrario, debe considerarse con sumo cuidado. ¿Se trata de
conseguir una atmosfera distendida, suavizar una situación tirante o bien se
trata de intimidar? Parece que llevar al propio terreno nos dará poder, pero no
siempre será así. En muchas ocasiones se logra intimidar a un subordinado
instándole se presente en nuestro despacho y sentándole en una silla más baja
que la nuestra, pero en otras, personarse en su propio despacho
o departamento, de forma imprevista, conseguirá una mayor impresión.
Radio macuto
El envío de mensajes informales y muchas veces sin
fundamento, pueden ayudar a conseguir un objetivo. Un jefe de departamento
harto de las continuas saliditas a fumar de algunos componentes del equipo y no
queriendo un enfrentamiento directo, lanza a través de una de sus colaboradoras
el rumor de que la empresa va a hacer recuperar estos improvisados descansos.
La ventaja de esta táctica es que no tiene nada que perder. Si no se consigue
resultado por esta vía informal, siempre se puede utilizar una orden explícita.
La ventana del arquitecto
Un arquitecto trabaja minuciosamente en la preparación de los planos de una nueva casa. Una vez ha hecho una refinada distribución de todos los elementos busca un lugar para situar algo discordante o extravagante, por ejemplo, una ventana. Cuando presenta los planos a su cliente, este percibirá este elemento que rompe la estética del conjunto y se lo dirá al arquitecto. El arquitecto borrará obedientemente esta ventana y el cliente pensará que ha participado de forma muy activa en la realización del plano. El cliente se ha centrado en esta ventana y habrá otros elementos que pasarán a un segundo término.
Esta táctica la utilizan muchos directivos cuando quieren
presentar sus proyectos pero no desean que los demás miembros del equipo le
machaquen sus ideas. Para ello incluirá a propósito elementos discordantes que
causarán que el grupo se centre en la
crítica y mejora de los mismos. De esta forma es posible que sientan que han
mejorado notablemente el proyecto y dejen pasar otros términos que el directivo
no deseaba modificar.
La danza de la lluvia
Se trata de"hacer algo al respecto", aunque esto sea inútil. Como el gran jefe que recurre a "la danza de
la lluvia" porque así lo exige la tribu, aunque se sabe que con ella no se va
acabar con la sequía. Es una forma de hacer creer que se usan recursos y se
hace lo posible para lograr un objetivo.
Asumir ser la cabeza de turco
A veces un directivo asumirá deliberadamente la
responsabilidad de un fallo, aunque no sea su culpa, para congraciarse con un
superior o conseguir la gratitud de un subordinado. Es una forma de ganar
aliados que le pueden ser útiles en el futuro.
Sombrero blanco-sombrero negro
En las películas del Oeste siempre hay el chico bueno (con
sombrero blanco) y el chico malo (con sombrero negro). En muchas negociaciones
se utiliza esta táctica en la que uno hace el papel de duro e intransigente y
lleva el peso de la parte más desagradable de la negociación y en un momento crítico
el otro más blando ofrece una oportunidad o salida. Se atribuye a la policía la
aplicación de esta táctica para obtener confesiones de sospechosos.
Solicítelo por escrito
Alguien presenta un plan o una demanda que no quiere aceptar
o ve dudoso. Lo adecuado es pedir que "ponga por escrito esta solicitud". Con
ello se gana tiempo para estudiar la propuesta y posiblemente el solicitante
recapacite y se enfríe en el deseo, modificando o suavizando los términos de la
solicitud.
Ser breve
Esta es una buena táctica para no cansar a los lectores de
un blog. Este post ya está resultando demasiado largo, por lo que si, os
parece, añadiré otra entrega con algunas tácticas más de las convencionales y con
otras que entran en el capítulo de indeseables y faltas de escrúpulos.
Que tengáis un buen día.
Montse
Referencia: El ataque frontal, el divide y vencerás, el hecho consumado y otras 118 tácticas que deben conocer los directivos Richard Buskirk Ediciones Deusto
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Hola Montse,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu lista de tácticas y no se me olvidará que en el título pone "(parte I)". Con frecuencia, enfrentado a un objetivo nos olvidamos de las tácticas que sabemos hacer, pero es vital ser conscientes de lo que somos capaces (y aprender nuevas) para que nuestras estrategias puedan contar con una base más amplia de tácticas posibles.
Al fin y al cabo una unidad en una batalla que pelea en formación tortuga puede decidir usarlo o no para una batalla en concreto, pero al construir la estrategia ganadora, el saber que puedes contar con ello es la clave. Así que gracias por las tácticas que compartes. ¡Un saludo!
@Iago Fraga
EliminarEs cierto cada batalla exigirá unas tácticas. La formación tortuga nos permitirá avanzar en forma de coraza, sin embargo en otras ocasiones será mejor el cuerpo a cuerpo. ¡Gracias por tu aportación! Saludos
Buenísimo post Montse,gracias!
ResponderEliminar@Tu coach personal. Muchas gracias a tí. Espero que la segunda entrega también te guste. Saludos.
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