A menudo los principales obstáculos con los que topamos para
lograr objetivos o iniciar nuevos proyectos no proceden del mundo exterior,
sino de nuestro propio mundo interno. Estos obstáculos se configuran en forma
de convicciones, percepciones y actitudes mentales. Las ideas que hemos
elaborado sobre nuestras propias capacidades son uno de los factores que
influyen más en nuestro desarrollo y en la forma de afrontar nuevos retos. Generalmente estas ideas están muy afianzadas,
es posible que lo estén desde la niñez, nos parecen inamovibles, delimitan
nuestra percepción del mundo y determinan nuestra forma de actuar.