Cuando expresamos nuestras vivencias o formas de pensar, lo
hacemos de forma restringida. En PNL se llama “estructura profunda” de una
experiencia a la suma de todas las acciones, sensaciones, matices y emociones
que la han producido. Sin embargo, a la hora de traducir esta vivencia en
palabras, no es posible explicitar y detallar minuciosamente todos y cada uno
de los aspectos que la han conformado y por ello las palabras tienden a resumir,
constituyendo una representación limitada ("estructura superficial") de lo que ha sido la experiencia. Tendemos a
omitir, generalizar y distorsionar la realidad profunda, emergiendo a la
superficie una información que puede resultar poco precisa para el receptor.
Para clarificar u obtener más datos necesitaremos hacer preguntas. Es
importante recordar que para conseguir la respuesta adecuada, habrá que hacer
la pregunta oportuna.