A menudo los principales obstáculos con los que topamos para
lograr objetivos o iniciar nuevos proyectos no proceden del mundo exterior,
sino de nuestro propio mundo interno. Estos obstáculos se configuran en forma
de convicciones, percepciones y actitudes mentales. Las ideas que hemos
elaborado sobre nuestras propias capacidades son uno de los factores que
influyen más en nuestro desarrollo y en la forma de afrontar nuevos retos. Generalmente estas ideas están muy afianzadas,
es posible que lo estén desde la niñez, nos parecen inamovibles, delimitan
nuestra percepción del mundo y determinan nuestra forma de actuar.
Trinidad Hunt (1997:38) nos dice en su libro Desarrolla tu capacidad
de aprender:
<<Si la ventana por la que contemplamos la vida es una
ventana de limitaciones, nuestro comportamiento manifestará limitaciones. Si la
ventana es una creencia en las capacidades ilimitadas de la mente y el cuerpo y
en nuestra capacidad de producir cambios en nuestra vida, nos abriremos a la
amplísima capacidad potencial de rendimiento que tenemos todos a nuestra
disposición. >>
Está comprobado que los que creen en sus capacidades, se
esfuerzan en trabajar y buscar los
medios para conseguir sus objetivos ya que los consideran factibles, mientras
que los que niegan sus capacidades se esfuerzan menos, obtienen un rendimiento menor y con frecuencia ni siquiera
lo intentan. ¿Para qué esforzarse, si no seré capaz? Es lo que se denomina profecía autocumplida.
Aquí tendría cabida la célebre frase de Henry Ford :
"Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto".
El ciclo o bucle de la creencias se compone de cuatro pasos:
Las creencias son ideas que uno considera ciertas.
Basándonos en esta idea cierta, iniciamos una determinada
acción o la evitamos.
Esta acción genera unos resultados acordes con la creencia.
Estos resultados refuerzan la creencia.
A lo largo de nuestra vida desarrollamos creencias
limitadoras sobre nosotros mismos. Marcas inconscientes inculcadas o fijadas,
puede que desde la infancia, que nos han creado miedos e imágenes de
incapacidad o ineptitud. Aunque generalmente las mantenemos en secreto, están
bajo la superficie de nuestra conciencia y nos ponen trabas a nuestras
posibilidades de desarrollo y mejora.
El significado que se da a los hechos y las conclusiones que
se sacan respecto a como se producen, las comparaciones y la imagen que se
obtiene de uno mismo, se convierten en el filtro por el que se va a interpretar
la realidad. Los hechos sólo tienen el
sentido que se les quiera dar y “realidades” existen tantas como personas.
Las barreras del miedo:
Las principales creencias limitantes son las
llamadas barreras del miedo:
Miedo al fracaso: Muchas veces paraliza a la persona incluso
antes de iniciar el trabajo o acción. No lo intenta porque piensa que va a
fracasar o se desmotiva rápidamente a los primeros obstáculos o dificultades y
abandona la acción.
Miedo al éxito: Conseguir un logro puede implicar una mayor
responsabilidad y la inseguridad y el temor a no ser capaz de afrontar esta
nueva situación hacen que se eluda esta acción exitosa.
Miedo a ser diferente: Se intenta no sobresalir ni despuntar
sobre el grupo al que se pertenece, pues se quiere ser igual al resto y así evitar el rechazo o un trato distinto.
Miedo al cambio: Sólo en nuestra zona de confort nos sentimos protegidos y seguros. Cuando salimos de esta zona de comodidad, aparecen las
inquietudes y los temores por lo desconocido. Sin embargo, las oportunidades de
cambio siempre se encuentran fuera de esta zona y es preciso cruzarla para
crecer y mejorar.
Si se quiere avanzar y eliminar barreras limitantes será
preciso una revisión de nuestras creencias y hacer un análisis de las mismas
desde otro prisma más positivo. Reencuadrar nuestros miedos y considerarlos
como retos puede ser el camino.
Hacer un análisis retrospectivo de nuestras creencias
limitadoras: ¿Desde cuando existen?. ¿Fueron nuestros padres, maestros o
amigos, los que nos las inculcaron? ¿En qué situación fueron ciertas? ¿Ha
habido alguna ocasión en que no se han cumplido? ¿Lo he intentado alguna vez? ¿Cuánto
he madurado desde entonces? Las respuestas nos darán una visión “actualizada” de esta creencia. Es muy posible que solo fuera, si fue el caso, un impedimento
en el pasado y que ahora ya no tenga fundamento.
- Formula en positivo tus objetivos.
- Céntrate más en definir hacia dónde quieres ir que en lo que quieres evitar.
- Específica qué recursos vas a necesitar y, si no los tienes, como conseguirlos.
- Considera que las dificultades y los fracasos no son barreras insuperables, sino etapas necesarias del camino.
Que tengáis un buen día.
Montse
Fuente de referencia: Potenciar la capacidad de aprender y pensar A.Ontoria-J.P.R.Gómez- A.Molina (Narcea S.A.Ediciones)
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Me ha gustado Montse. En el blog lo utilizamos como cambio del pesimismo al optimismo que es uno de los temas que más hemos tratado en estos inicios.
ResponderEliminar¡Compartido en facebook!
Sergi
www.sobrepsicologia.es
@Sergi
EliminarMuchas gracias y enhorabuena por tu blog! Te deseo mucho éxito.
Saludos
Hermoso blog, Montse, tanto en el contenido como en la estética que es delicada y envidiable. Enhorabuena. Un cordial saludo.
ResponderEliminarJuan Manuel
@Juan Manuel ¡Muchas gracias! Comentarios como el tuyo me animan y me exigen seguir mimando a mi blog. No dudes en aportar tus opiniones y sugerencias, siempre que quieras. Saludos.
EliminarMontse
En el proceso de vivir este tipo de obstáculos se hacen de alguna manera necesarios mientrs no los llevemos a extremos limitantes.
ResponderEliminar@Hosting El reto está en saber que hay barreras que solo están en nuestra mente y traspasarlas nos puede abrir a perspectivas nuevas y a ampliar nuestro mundo. ¡Gracias por tu aportación! Saludos.
ResponderEliminarDarnos cuenta de una, que lo que no nos deja avanzar debemos ignorarlo con sanidad.DEJANDO LOS JUICIOS, y ser mejor QUE NOSOTROS MISMOS.. GRACIAS.
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