martes, 27 de enero de 2015

El rendimiento óptimo se sitúa justo "al borde del caos".






Es innegable que nos encontramos inmersos en una época de cambio constante. Zygmunt Bauman nos habla de la "modernidad líquida"  en la que ya nada es sólido por mucho tiempo y es preciso   saber afrontar y gestionar  la incertidumbre.

En "tiempos líquidos" las organizaciones han de ser dinámicas y aprovechar al máximo las ocasiones de negocio que se van generando. Si una empresa tiene un enfoque jerárquico excesivamente vertical donde  solo unos pocos definen las estrategias  y la toma de decisiones, y  el resto implementa la burocracia,  no será posible acogerse a este "fluir"  constante  de oportunidades,  ya que los datos dinámicos nunca llegan a estos pocos  con la celeridad necesaria para decidir y dar respuestas  rápidas.