Comunicar significa transmitir un mensaje, ya sea una
información, una idea, un sentimiento o una emoción. Todas las formas de
comunicación requieren de un emisor, de un mensaje y de un receptor . El emisor elige
y selecciona los signos que considera adecuados para transmitir su mensaje; es
decir, los codifica para poderlos enviar de manera inteligible al receptor.(aunque no
siempre lo consigue). Una vez recibido, el receptor decodifica el
mensaje y da una respuesta.
Un proceso comunicativo entre dos personas no lo inicia el
que “habló primero”, porque la comunicación entre las dos empezó, mucho antes.
Al verse, al acercarse, al establecer la distancia óptima entre las dos, al
mirarse, la insinuación de querer hablar, son prolegómenos que nos indican que
la comunicación es un proceso de interacción mutua y no se limita solo al habla
o a la escritura. Cuando se va a realizar una presentación, una clase o
discurso, la comunicación con el público empieza desde el mismo momento de
aparecer en escena. La vestimenta, la postura, la expresión facial empiezan a
transmitir códigos y el público los recibe, descodifica y empieza a emitir los
suyos, todo esto, antes de empezar a hablar.
Es imposible no comunicar
Por mucho que uno lo intente
no puede dejar de comunicar. Palabras o silencios, acciones o pasividad tienen
siempre valor de mensaje e influye en los receptores, quienes a su vez, no
pueden dejar de responder y reaccionar a tales comunicaciones y por tanto de comunicar.
Congruencia
No somos siempre conscientes del conjunto de mensajes que
emitimos, porque no controlamos la totalidad de nuestros gestos y expresiones y
aunque éstos sean casi imperceptibles, el receptor los capta. El fruncimiento
de nuestros labios, la coloración de las mejillas o la crispación de nuestras
manos, emitirán mensajes que de forma consciente o inconsciente transmitirán
información sobre nuestras creencias y emociones. De ahí se deduce una
característica esencial en la interacción: La forma prevalece sobre el
contenido.
Si Adolfo se encuentra con Berto y le dice que está
encantado de verle, lo que Adolfo sienta realmente en su interior, será
percibido por Berto, ya sea alegría, incomodidad, pena o cualquier otro
sentimiento, independientemente de su discurso.
La calidad de nuestra comunicación radica esencialmente en
la congruencia entre el contenido y la forma. Creer verdaderamente en el
mensaje que se emite es la mejor manera de que llegue así al receptor.
Responsabilidad del comunicador
Se puede afirmar que la actitud de nuestro interlocutor es
el resultado del tipo de mensaje que emitimos. No obtenemos más que lo que
suscitamos en él. El sentido de la comunicación es la respuesta que
obtenemos. Por ello la responsabilidad
de la comunicación siempre está en el comunicador, quien si no consigue los
resultados que desea, deberá modificar o codificar de otra manera el mensaje
para que llegue al receptor de la forma prevista. Ahí está el reto. Si no
obtenemos la respuesta deseada a nuestro mensaje, en vez de empeñarnos
en repetirlo una y otra vez, quizás deberíamos cambiar de discurso. El “es que
no me entienden” o “ ¡Cuantas veces te lo tengo que decir! Pueden ser muestras inequívocas de que nuestro
mensaje no llega adecuadamente. ¡Cambiémoslo! Tener información del receptor,
de su mundo y creencias nos descubrirá resortes que faciliten el canal de
comunicación a elegir. Es muy importante antes de comunicar, nos detengamos a
pensar qué queremos transmitir, a quién
y cuál es la respuesta que
esperamos.
Los grandes comunicadores que deben hacer llegar su mensaje a
gran cantidad de público utilizan herramientas de lenguaje verbal y no verbal en
sus discursos y presentaciones.
No todos representamos la realidad de la misma forma y
aunque ésta se nos presenta a través de nuestros cinco sentidos, hay personas
que a través de las imágenes les resultan mucho más fácil comprender o recibir
información. Son personas visuales. Otras prefieren escuchar y la cadencia el
tono y la música les influyen mucho en la forma de percibir un mensaje. Para
otras el movimiento, el ritmo y la acción son factores determinantes en su
motivación. El buen comunicador introduce elementos visuales, auditivos y
cinéstesicos en su discurso, para hacer llegar el mensaje a la mayor cantidad
de personas posible. Incluso los escritores utilizan en sus libros tanto
palabras visuales, auditivas como cinéstésicas para conseguir los mismos
efectos. Para describir un paisaje hablarán del colorido, de los tonos, de la
perspectiva y la luminosidad, pero también del canto de los pájaros, del
susurro del viento o del crepitar del fuego, así como del temblor de las hojas
o la solidez de los muros.
Contar historias y metáforas
En la antigüedad la cultura se transmitía de forma oral ,
por medio de cuentos, parábolas e historias. Las leyendas y cuentos para niños
y adultos son metáforas con símbolos y
personajes cargados de significado, de analogías y mensajes subliminales. Este
lenguaje alimenta los sueños y las representaciones visuales y sobre todo
permite la comprensión global e intuitiva de los numerosos mensajes que
contiene.
El storytelling o
arte de "contar historias" es una herramienta muy útil en la comunicación. Sirve
para explicar conceptos o situaciones que se revelan confusos o son espesos. Mediante
una historia se busca un símil que permita, de forma amena, hacer más
comprensible el mensaje. A las personas nos encanta que nos expliquen historias
y anécdotas, en especial nos encanta saber qué les ocurrió a los demás y con
frecuencia será lo único que se recuerde de cualquier presentación. Por ello es
importante escoger una buena historia, que cumpla con el objetivo de nuestro
mensaje y que permita que el receptor establezca un paralelismo entre lo que ya
sabe y lo que se le intenta comunicar. Seguramente a un empresario no le
resultará muy adecuado que le expliques un cuento de hadas, (aunque fragmentos
del de Alicia en el País de las Maravillas se utiliza con frecuencia) pero sí
tiene muchas probabilidades de captar su interés, una historia sobre lo que ocurrió en otra
empresa.
Utilizar el tiempo justo
Cansar al interlocutor con largas exposiciones y
redundancias no hace más que alejar el interés y suscitar la prisa por marchar.
Medir el tiempo y observar los signos no verbales de nuestro público nos
advertirán del momento en que es aconsejable ir acabando. Puede ser el momento
de dar un repaso muy rápido a los conceptos básicos para así reforzar el mensaje. Si puede
ser, con una sola frase que lo resuma .
Creo que este artículo ha llegado a este punto, en que es
conveniente ponerle fin.
Una frase resumen
podría ser:
Para comunicar de
forma productiva: importa el contenido,
pero también la forma y en especial que exista congruencia entre ambos. Todo ello expuesto en su tiempo justo, porque como
decía Baltasar Gracián : "Lo bueno, si
breve, dos veces bueno"
Que tengáis un buen día,
Montse
Fuente referencia: Excelencia Mental. La programación Neurolínguística de
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Hola. Hay una frase que me encanta: "Es imposible no comunicar". Creo que es totalmente cierta y que muchas veces no somos conscientes de ello. No somos conscientes de que un silencio no es neutro.
ResponderEliminar@Coach Barcelona:
EliminarGracias por vuestro comentario. Realmente es para reflexionar.
A veces nuestra intención es no expresar nada y eso no es posible.
Saludos,
Montse
Muy bueno el artículo en verdad pone de manifiesto la importancia de comunicar, gracias por compartir la información. Saludos!
ResponderEliminar@Televisores Pantalla Plana: Muchísimas gracias por el comentario.Saludos!
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