¿Por qué es difícil cambiar hábitos? ¡Por qué cuando dejamos
de ejercer presión o esforzarnos, tendemos a volver a la posición inicial? En
realidad los hábitos son parte de nuestro sistema de comportamientos. Aunque no
nos gusten, están conectados a muchas otras partes de nuestra vida. No es el
hábito o la conducta concreta lo que tiene mucha fuerza, la resistencia
proviene de todos los demás hábitos y experiencias a los que está vinculado.
Si adquirimos hábitos productivos, pero sin conexión entre
ellos, estamos optimizando algunas partes de nuestras tareas y actividades,
pero no podemos aprovecharnos de la sinergia que emerge de un sistema
organizado.
¿El huevo o la gallina?
Es difícil solucionar un mal hábito si se le trata de forma
aislada. Hay que tener en cuenta que nuestros comportamientos son dinámicos,
fruto de interacciones y sinergias.
Con frecuencia se crean círculos viciosos en los cuales la
causa y el efecto se retroalimentan, reforzándose o contrarrestándose para que
el sistema continúe comportándose de igual manera.
¿Procrastinamos nuestras tareas importantes porqué estamos
siempre chateando en internet? ¿O navegamos por la red para ocupar el tiempo
que nos concede la procrastinación?
¿Trabajamos muchas horas porque tenemos mucho trabajo? ¿O
como trabajamos muchas horas estamos cansados y vamos a ralentí, acumulándose
el trabajo?
Analizar de forma sistémica nuestros hábitos como un “todo” nos ayudará a comprender las
estructuras recurrentes. No se trata sólo de prestar atención a lo evidente
sino también a lo sútil.
Es interesante conocer sus leyes:
1.-Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer
A menudo nos desconcierta la causa de nuestros problemas,
cuando sólo necesitamos examinar soluciones aplicadas a otros problemas en el pasado. Soluciones
“parche” provocan a largo plazo
problemas mayores.
2.-Cuánto más se presiona, más presiona el sistema
Cuando más esfuerzo realizamos para mejorar las cosas, más
esfuerzo se requiere. A este efecto se le llama “realimentación compensadora”.
Las intervenciones bien intencionadas provocan respuestas del sistema que
compensan los frutos de la intervención. Un ejemplo podría ser el del empleado
bien intencionado que acaba rápido y bien su trabajo, como consecuencia el jefe
le da más cantidad de tareas y le
reserva los temas más delicados. Por el contrario el empleado que es lento y
trabaja mal, no recibe tareas extras pues el jefe desconfía de él. A menudo se tiende a glorificar el sufrimiento resultante.
3.-La conducta mejora antes de empeorar
Esta ley es el preámbulo de la primera. Una solución rápida luce
maravillosa cuando cura los síntomas. Las cosas mejoran a corto plazo, sin
embargo las causas pueden permanecer ocultas y generar que la situación empeore
mucho más adelante. Un ejemplo podría ser el de un escape de agua. Repintar la
pared en la que aparecen humedades
soluciona aparentemente el problema, pero el agua seguirá agrandando el escape
y tarde o temprano el desastre será mayor. La realimentación
compensadora habitualmente implica una “demora”, un paréntesis entre el
beneficio de corto plazo y el perjuicio de largo plazo
4.-El camino fácil lleva al mismo lugar
Nos sentimos cómodos aplicando soluciones típicas a los
problemas, ateniéndonos a lo conocido. A menudo la gente comprende las
consecuencias negativas de las soluciones rápidas, pero igual las aplica porque
la inacción le resulta más inquietante que los efectos negativos demorados. Hacer siempre lo mismo, nos llevará a obtener
los mismos resultados.. Cambiar la perspectiva nos ayudará a encontrar
soluciones alternativas. Quizás se necesite “afilar la sierra “ o “un martillo
más grande”
5.-La cura puede ser peor que la enfermedad
La aplicación de unas medidas para solucionar un problema
puede acarrear más problemas. Es posible que una empresa en su afán de mejorar
la productividad invierta en softwares sofisticados que requieran una gran
inversión y con ello endeudamiento. Si esta inversión no es la adecuada y no
mejora la productividad, la empresa tendrá como problemas el inicial más el
endeudamiento y la generación de tensiones y estrés que contaminarán el clima
laboral.
6.-Lo más rápido es lo más lento
No siempre lo más
rápido es lo más óptimo. La productividad reside en conseguir resultados
óptimos, no inmediatos.
7.-La causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio
Solemos analizar ambas variables siempre juntas, sin embargo si profundizamos un poco podemos ver
que las causas pueden ser muy anteriores a los efectos y derivarse de otros
problemas. El desempleo, el abuso de
drogas tienen sus causas lejos de sus efectos, lo mismo sucede en las
organizaciones, si por ejemplo existe un problema en el área de producción
buscamos la causa en producción, sin percatarnos que pueden derivarse de
problemas de origen más lejano y que no
necesariamente parten de dicha área.
8.-Los cambios pequeños suelen producir resultados grandes, pero las zonas de mayor apalancamiento suelen ser las menos obvias
El pensamiento sistémico también enseña que los actos
pequeños y bien focalizados a veces producen mejoras significativas y
duraderas, si se realizan en el sitio apropiado. Los pensadores sistémicos lo
denominan “principio de la palanca”. Afrontar un problema dificultoso a menudo
requiere ver dónde se encuentra el punto de apalancamiento, un cambio que con
mínimo esfuerzo llevaría a una mejora significativa y duradera. El único
problema es que las zonas de alto apalancamiento no son evidentes para la
mayoría de los integrantes del sistema. No están “próximas en el tiempo y el
espacio” respecto de los síntomas. Se trata en realidad de pequeñas palancas,
de pequeñas intervenciones en sistemas que logran unas mejoras espectaculares
en el rendimiento de los sistemas.Por lo general no se trata de grandes
cambios sino de pequeños cambios, generalmente muy económicos, que provocan una
gran mejora. Sin embargo sí existe una pista para encontrarlos, como nos
recuerda Donella H. Meadows: los mejores puntos de apalancamiento se encuentra
en el cambio de los modelos mentales, es decir, cambios en el modo con que representamos el sistema, esto es, el paradigma o filtro con
el que observamos la realidad.
En la productividad personal el “principio de la palanca” es muy importante. Con frecuencia mucho esfuerzo no equivale a muy buenos resultados. Es primordial encontrar el punto de inflexión que genera un “efecto multiplicador” en nuestra productividad.
En la productividad personal el “principio de la palanca” es muy importante. Con frecuencia mucho esfuerzo no equivale a muy buenos resultados. Es primordial encontrar el punto de inflexión que genera un “efecto multiplicador” en nuestra productividad.
9.-Se pueden alcanzar dos metas aparentemente contradictorias
A veces, los dilemas más enredados dejan de ser dilemas
cuando se ven desde la perspectiva sistémica. Algunas empresas creen que bajo
coste y buena calidad son incompatibles. Sin embargo un aumento en la calidad
de algunos procesos y del producto disminuye los costos de garantías y produce un incremento en
las ventas. Es posible alcanzar las dos
metas, si se está dispuesto a esperar
una mientras se dedica a la otra. A corto plazo no se obtienen los resultados
deseados, pero sí a medio plazo.
10.-Dividir un elefante por la mitad no genera dos elefantes pequeños
Analizar partes del sistema sin tener en cuenta las
interacciones entre las otras partes, limita la actuación. Habrá situaciones en
las que para comprender la dinámica de
las partes será necesario contemplar el “todo”.
11.-No hay culpa
Solemos culpar a factores externos por un problema que se
nos presenta. El pensamiento sistémico muestra que no hay nada externo,
nosotros y la causa de nuestros problemas formamos parte de un solo sistema. Hay que tratar las relaciones con los elementos que pudiéramos considerar "culpables"
Como dice Stanislaw Jerzy lec:
Como dice Stanislaw Jerzy lec:
“Ningún copo de nieve
se siente responsable en una avalancha”.
Que tengáis un buen día.
Montse
Fuente de referencia: La quinta disciplina de Peter Senge
Otros artículos que te pueden gustar:
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Iniciarse en GTD y no morir en el intento
El síndrome de la rana hervida
Workaholics. Adictos al trabajo
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Hola Montse.
ResponderEliminar¡Me encantó tu clara aplicación de la "quinta disciplina"! proveyendo de nutritivas herramientas para esta dificultad de cambiar hábitos.
Un placer el leerte!!
Un abrazo,
Aida
@Aida Bello Canto Muchísimas gracias, Aida. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias por la información que compartes es de gran ayuda sigue así.
ResponderEliminarhttp://www.comosuperarlaansiedad.org/
@edgar salazar ariza Gracias a tí por tu comentario. Saludos
EliminarSiempre me ha interesado el asunto del desarrollo de hábitos, o mejor dicho, la sustitución de hábitos "malos" por otros "buenos" o deseables. Curiosamente, no conocía el trabajo de Peter Senge. Como apuntas, sus leyes pueden dar un poco de luz al porqué nos cuesta tanto cambiar.
ResponderEliminar¡Excelente post, Montse! :-)
Un abrazo
@Jerónimo Sánchez: En primer lugar es un placer volver a leer tus artículos.Me ha causado una gran alegría. Yo también estoy muy interesada en el desarrollo de hábitos y la obtención de metas. El pensamiento sistémico creo que contribuye a desgranar qué cosas funcionan mejor que otras. Efectivamente la obra de Peter Senge resulta muy interesante. Un abrazo, Jero. Nos leemos!!!
EliminarNo entendí lo explicado con relación al titulo :-(
ResponderEliminar@Cecilia Sandoval Lamento que no haya quedado claro y te agradezco me lo hayas hecho saber. El post trata de como nuestros hábitos interactúan entre sí y no de forma aislada. Por tanto se genera un sistema de comportamientos.Se nombran las leyes sobre pensamiento sistémico que Peter Senge explica en su obra "La quinta disciplina" y se hace hincapié en que no mucho esfuerzo significa siempre mejores resultados sino que con frecuencia hay pequeños cambios o intervenciones que producen "un efecto multiplicador" en nuestra productividad y buen hacer. El reto es encontrarlos. Un saludo
EliminarInteresante conocer la quinta disciplina, y experimentar día a día cambios.
ResponderEliminarHoy estoy fascinada con tus Post.
Muy acertada la idea de ver nuestros hábitos y patrones de conductas como un todo, para generar la mayor sinergia posible y lograr buenos resultados. En los diferentes materiales de autoayuda nos enfatizan que modificar ciertos hábitos por lo general es una tarea difícil, pero si organizamos diferentes recursos, lo más seguro es que ese proceso no se vuelva tan tedioso y en definitiva disfrutemos el proceso de transformación.
ResponderEliminar@josezavala Mil gracias por tu aportación. Saludos
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